Del cielo al infierno: Estos deportistas acabaron en la pobreza

Llegar a la cima en el deporte no es un desafío tan sencillo para un atleta.

Incluso, hay quienes tardan años para poder destacar, al grado de que prefieren dar un paso al costado.

Sin embargo, hay deportistas que cumplen sus sueños, se llenan de fama y riquezas, pero los excesos terminan dejándolos sin el dinero que tuvieron.

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George Best

Es considerado el mejor jugador irlandés de la historia, pese a que nunca disputo un Mundial de fútbol.

Pero sus grandes actuaciones con el Manchester United, con quien ganó la Champions League, lo catapultaron a la élite del balompié.

De hecho, se adjudicó el Balón de Oro otorgado por la revista France Football, en 1968.

Su estilo de vida fueras de las canchas lo llevó a la perdición, ya que su alcoholismo lo puso en la quiebra; incluso, estuvo preso tres meses por conducir en estado de ebriedad.

“En 1962 dejé el alcohol y las mujeres, pero fueron los peores 20 minutos de mi vida. Gasté mucho dinero en bebidas, mujeres y autos de carrera, el resto lo despilfarré”, sentenció.

Scottie Pippen

El nombre de Scottie Pippen está escrito con letras de oro en la NBA, luego de ser uno de los mejores jugadores en la década de los años 90.

Pippen consiguió seis anillos de campeonato, por lo que su fama se disparó por los cielos cuando jugaba para los Toros de Chicago.

Durante su época como basquetbolista, Scottie perdió más de 120 millones de dólares, tras inversiones fallidas en negocios de aviación, locales de alimentos, entre otros.

Tras entrar en números rojos, el emblemático jugador tuvo que irse a Finlandia, para recuperar un poco de dinero.

Mike Tyson

La leyenda de los cuadriláteros fue de los boxeadores más polémicos que ha tenido el pugilismo mundial.

Sin embargo, fuera del ring tuvo una vida llena de escándalos y excesos, por lo que en 2003 se declaró en bancarrota.

Su fortuna ascendió a más de 300 millones de dólares, pero gastar en joyas, ropa, autos y las drogas lo pusieron en la quiebra.

Estar en la cárcel, por presunto abuso sexual, lo llevó al infierno y durante tres años, tiempo que duró su juicio, no obtuvo ganancia alguna.

Adriano

El alcohol y las fiestas fueron el peor enemigo de Adriano, quien estaba llamado a ser el nuevo Ronaldo en la Selección de Brasil.

Con el Inter de Milán brilló; incluso, estuvo cerca de llegar a uno de los grandes clubes europeos.

Los excesos mermaron su condición física; de hecho, subió de peso al grado de llegar a los 115 kilos, cuando jugó con el último equipo profesional de su carrera, el Atlético Paranaense.